domingo, 4 de abril de 2010

nademos, nada, nademos...




UN AÑO
Hace un año inicié una vida singular hasta cierto punto, una vida que no todos pueden o quieren hacer: vivir sola. En un mundo moderno que lo permite como construcción moral: una mujer soltera, sin hijos, manteniéndose a sí misma, empuja su piedra en aquella dirección. No todos pueden realizar el movimiento, no a todos les apetece, a mí si.

Es el precio de la libertad: me niego a verlo en téminos de precios, en términos de retribución, de dar algo a cambio de ser humana... no!

Borges señalaba que si el universo es infinito no hay lugar ni tiempo. No hay cerca o afuera, arriba o dentro, norte u horizonte. Podemos estar en cualquier parte del universo en este momento, y de hecho lo estamos.

un año de libertad
un año de decisión
un año de estancamiento
un año de ser humana
un año de pensamiento
un año de trabajo al que digo no!


quiero marcharme a un lugar hondo
quiero escuchar el silencio del mar a bordo de una barca de bandera neutra, quiero profesar nada

quiero caminar en la levedad
quiero decidir mi destino y quisiera no ser consciente de que ello es equivalente a soplarle al sol

quiero moverme entre cáscaras de nueces y zorras silvestres
quiero seguir siendo la solitarianohabloconnadie
quiero seguir siendo la que se va sin despedirse

quiero mirar conversaciones en las que no estoy incluida
quiero que así me dejen
quiero fumar contigo

quiero caminar por calles desconocidas
quiero caminar con casas que habitan en fogatas de leña olorosa
quiero vivir en un cuarto de madera, alquilárselo a una anciana que cada mañana se pregunte quién soy sin que me lo diga cada tarde a mi regreso y después verla morir

quiero que mi cuarto tenga una ventana de marco de madera de uno por uno con un cristal opaco en las esquinas por el polvo de años, por donde se cuele una brisa por un leve agujero, a donde se estrellen las hojas secas arrancadas por un ánsar piticorto

quiero mirar unos ojos que no me entiendan
quiero arrojar piedras al mar hasta que se me congele la mano
quiero dibujar ese mi cuarto cafesoso en acuarelas imaginadas

...trabajar diariamente en la biblioteca pública del pueblo de nombre impronunciable
quiero limpiar con aceite sus mesas de madera que reproducen modelos del siglo xv, barrer sus salas y pasillos

quiero asistir a celebraciones en iglesias miniaturas para poder decir: "si creyera en dios, este sería el momento de exclamar ¡oh dios cuánta belleza hay en tu lecho! lástima que tu no existas, lástima que te inventamos"

quiero mirar la carreta inservible de la lechera, la moneda antigua incrustada en la puerta de la cabaña del anciano ciego, la efigie del conde Krontegkil, invasor recordado por sus construcciones y sus masacres a jóvenes blancos

quiero un cuarto en la colina
quiero ser extranjera afuera
quiero ser extranjera afuera, no aquí


y el viento que se ha acartonado
y el viento que no sopla en ninguna dirección


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2 comentarios:

Ánuar Zúñiga Naime dijo...

Yo también quiero!

costa sin mar dijo...

oílo al trenzas

qué raro vivo cosas parecidas, si bien desde los 17 vivo de manera independiente me tardé mucho en vivir sin pareja y lo disfruto tanto