sábado, 4 de julio de 2015

INTERMEDIO.........................

 
CASA VIEJA
 
 
LA PRIMERA
 
La primera vez que tuviste un delirio, la primera vez que deliraste, fue probablemente a los 4 o 5 años de edad. Era de noche y estabas en la casa de los padres. La sala era uno de los escenarios, aunque en realidad no sabes precisar el lugar exacto donde te encontrabas. Solo recuerdas la oscuridad y la sensación de que estabas en la sala, o tal vez estabas en otro lugar pero tu pequeña mente pensaba en la imagen de la sala de tu casa. El tiempo era espeso, eso si lo puedes decir, que el tiempo era espeso y andabas dentro de él como en el efecto de la cámara lenta, pero no era cámara lenta. Era como si el tiempo tuviera eco, pero no era sonido. Era el eco del tiempo. Era como si estuvieras dentro de la pintura del Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp. Era como si el espacio no fuera fluido ni continuo, sino encerrado en una burbuja que todo lo contenía. Y entonces apareció: toda la realidad era grande-grande, gigante, inmensa, las cosas eran enormes, las veías y las sentías inmensas y lo pensabas: todo es grande, infinito, las cosas son enormes, y se escuchaba el tiempo, el tiempo te decía que todo era grande, imposible de abarcar, todas las cosas que conocías pasaban por tu mente en su infinito tamaño. Y de repente, todo era pequeño, infinitamente pequeño, era un punto, la realidad era un punto que estaba ahí frente a ti y era el total de las cosas. O todo era grande-grande o todo era pequeño e infinito. Así lo viste una noche en tu mente, siendo niña y ese pensamiento que luego se volvió recuerdo, estuvo dentro de ti durante mucho tiempo, te era familiar y te entretenías recordándolo en tu cabeza, a voluntad. Luego desapareció. No volviste a verlo. Pasaron muchos años, creciste. Y fue hasta que volviste a alterar tu consciencia con drogas cuando lo despertaste, o se despertó, no puedes estar segura si fuiste tú o fue él quien tiene voluntad propia. Volviste a ver y sentir que las cosas se hacían gigantes y acto seguido se convertían en un punto diminuto, y te vino a la mente el pensamiento de que eso ya lo conocías, ¡de que te acordaste!, de que siempre estuvo contigo. Fue recordar lo que ya conocías, la sensación de estar en la sala de la casa de los padres, en un día por la noche. No sabes qué había ahí, si era el diablo que siempre pensaste que te iba a salir de entre la oscuridad y que contrariamente a irte, más te acercabas y más te llenabas de miedo, y más te acercabas, y más miedo, y sudor y las cosas gigantes y las cosas pequeñas y tu mano y el punto en tu mano y tu dentro del tiempo espeso, el tiempo que no pasaba, el tiempo que se quedaba y te envolvía. Esa fue tu primera vez, Antichrista, la primera vez que deliraste.
 
 
 
LA SEGUNDA
 
La segunda vez fue en el hospital, no el psiquiátrico, sino en donde nació tu hijo. Fue a las pocas horas de haber parido. Te regresaron a tu cuarto, te habían puesto una gorra azul de esa tela que usan en los hospitales. A ti te dolía la cabeza como suele dolerte. Dolor de locura a veces la has llamado. No te habían dejado dormir en las horas previas al nacimiento, dijeron que no debías, que tenías que estar despierta durante las contracciones, pero tu tenías el sueño más grande de toda tu vida, querías dormirte y no saber nada de ningún dolor, ni de cabeza ni de parto ni de nada. Así fue la tortura de querer dormir y no poder. Luego de varias horas, al fin te bajaron al quirófano. Cuando te subieron a tu cuarto te dijeron que ya, que podías dormir y descansar. Ahora que lo recuerdas, ahí en tu cuarto estabas como en un limbo mental: sabías en qué parte de la ciudad estabas, sabías por qué estabas ahí, sabías que en cualquier momento iban a llegar los padres adoptivos de tu hijo, sabías que al siguiente día ibas a salir pero no sabías a dónde ibas a ir, no tenías lugar para vivir pero pensabas en buscar ese convento del que un maestro de la escuela te había hablado, que podías irte a quedar ahí para no quedarte en la terminal de la Tapo otra vez, tu plan era ese o bien, buscar a Alejandra, tenías el teléfono de su ex-novio y eso representaba tu salvavidas, pensabas, que ese era tu vínculo con ella y lo guardabas más que tus pocas pertenencias que la enfermera había guardado en tu bolsa de plástico, tu pantalón y tu suerte súper guango donde había cabido tu enorme panza que ahora estaba sorprendentemente suave y vacía. Así la sentiste cuando la tocaste con ambas manos cuando quedaste sola en tu cuarto. Así tus pensamientos dentro de la habitación del hospital, te quedaste dormida y te fuiste a millones de años luz de ese lugar... Despertaste, ya era de noche, la ventana que daba a la calle te lo indicaba. La luz de tu cuarto estaba prendida, reconociste el lugar y recordaste la situación, el qué y por qué estabas ahí. Entonces quisiste ir al baño, tenías ganas de hacer pis, sentiste muchas ganas pero no oías ruidos afuera que te indicaran si alguna enfermera o la doctora estuvieran cerca, querías decirles que debías ir al baño el cual estaba a unos dos metros de tu cama, que te ayudaran, que cómo le hacías, que no querías moverte, que no podías moverte, que no sabías si debías moverte, y tus ganas de hacer pis crecían, en verdad necesitabas ir al baño, y apretabas las piernas pensando en que había sangre entre ellas, que te acababan de coser, que te iba a doler y a arder cuando hicieras pis. Sentiste miedo del dolor y el ardor, pensaste que se te iba a infectar, te asustaste, pero tenías ganas, muchas ganas. Levantaste la mitad del cuerpo apoyada en los codos, trataste de mover una pierna y resentiste el movimiento en la herida de la vagina, te dio miedo pero no te dolió tanto como imaginabas, trataste de levantarte completamente, tus piernas ya colgaban de la cama, lo ibas logrando, pero fue entonces cuando pensaste que si te levantabas y caminabas tus entrañas todas se te iban a salir por la vagina, que te ibas a vaciar, las tripas, el estómago, el corazón, los pulmones, todo se te iba a salir por la herida, tuviste la delirante certeza de que eso te iba a pasar ahí sola en tu cuarto de hospital, te imaginaste desangrada tirada en el suelo y vacía. Fue eso lo que te detuvo para terminar de bajar de la cama y caminar hasta el baño, la consecuencia fue que no aguantaste y te hiciste pis ahí sentada en la cama...
 
Años después, de hecho, hace unos pocos años,  en uno de esos recorridos mentales y enfermos que sueles hacer, te diste cuenta de que eso había sido un delirio, pues te vino un destello de razón que te hizo ver que no, que a nadie, a ninguna mujer se le salen las entrañas luego de dar a luz en un hospital porque si están pegadas, cómo se me iban a salir...
 
 
 
Con la vergüenza de tu locura, (porque a los locos no se les va la vergüenza, solo los perversos no la sienten, por eso son perversos), has llevado a cuestas esto que quieres dejar, lo que quieres explotar para que desaparezca de una vez, como el personaje loco de la película, ese personaje que explota su casa vieja con la ayuda su esposa que lejos de abandonarlo se queda con él y le dice que si él no puede solo necesita la ayuda de ella. Pero tú no tienes a nadie Antichrista, tu no tienes a nadie que te ayude a explotar la casa vieja con la sala oscura de los padres adentro,
 
A ti te da vergüenza cuando sientes que se te nota tu locura, cuando realizas un acto que no encaja, deseas internamente que no se te note, lo has aceptado pero deseas infinitamente que no se te note.
 
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VÁMONOS DEL PLANETA

No es la primera vez que me encuentro tan cerca de conocer la locura. Y ahora por fin ya sé que es: no poder controlar ni siquiera tus brazos, y sientes que están completamente agotados. No entiendes por qué.
 
Antes o después debería intentarlo: someterme a su hechizo, olvidando mentir. Y en otro nivel, no querer recordar ni si quiera al pasado, que sientes que está completamente agotado. No entiendes por qué.
 
Vámonos, de esta habitación al espacio exterior. Se nublan los ojos, todo de un mismo color. Mientras todo da igual, mientras todo da igual.
 
Ganar o perder, sé que nunca me importa. Lo que embruja es el riesgo. No dónde ir, eso es otro nivel y no puedes llegar ni si quiera tocarlo, y sientes que estás completamente agotado. No entiendes por qué.
 
Vámonos, de esta habitación al espacio exterior. Se nublan los ojos, todo de un mismo color. Vámonos de esta habitación al espacio exterior. Se nublan los ojos, todo de un mismo color.
 
Mientras todo da igual. 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2...






jueves, 2 de julio de 2015

ANÁLISIS ESTRUCTURAL......

PLANTAS DE CADÁVER, FEMENINO
 
 
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Existen plantas de cadáver (Arum, Stapelia, Orchis, etc.), que huelen a cadáver,
tienen un color cadavérico y atraen a los insectos carroñeros.
  August Strindberg
 
A mi me han regalado flores de cadáver, mi Cupido.
Maestra de Español

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Instalada en una actitud que insiste en vincular su modo de vida con los elementos estructurales y los anti-estructurales, La Maestra de Español procede a dar un lugar escrito a sus siguientes pensamientos:
 
1. PARA ARROJARNOS FUERA DE ESTE MUNDO.
 
Resulta difícil mirar en la vida cotidiana lo que es una estructura, en este caso, de la realidad social. Una estructura social es, básicamente, una serie de principios articuladores de un procedimiento que realiza cualquier ser humano, dichos principios ordenadores son imperceptibles para los propios sujetos. Otra manera de poder entender qué es una estructura es mirando las regularidades con las que viven y hacen las personas. Una estructura es la manera de proceder, de hacer, de pensar y de sentir. Otra forma de entenderla es mirando las posibilidades que existen de hacer algo, ante las cuales las personas lo consideran su hacer como apropiado, conocido u obvio. El sentido común es otra versión de ellas. Las estructura son lo que a los sujetos les parece evidente y por lo tanto actúan en consecuencia. Otra forma: son las creencias que los sujetos mantienen y que les provienen de su horizonte cultural. Cada sujeto elige lo que quiere, y cree que decide por él mismo. En realidad, es la estructura la que ha decidido previamente, y esto sucede aún así en los casos aparentes de elección propia. No se puede elegir lo que no se conoce, (no vemos que no vemos lo que no vemos), lo que no se ve como posible o como viable. Son su horizonte cultural, pues, y que le permite mirar las cosas, absolutamente cualquiera, como tal cosa y no como otra cosa. Si vemos al sol como estrella y no como dios, es la estructura cultural la que nos permite verlo de ese modo. Si hablamos de la tierra como madre tierra, plana y con un límite que si lo cruzamos caeremos al vacío, aunque no tengamos la constatación de la experiencia de esto, lo consideramos verdad. Así, es la estructura cultural la que nos habilita y nos permite vivir en un mundo redondo como el planeta tierra, o bien, nos hace creer que vivimos en un mundo plano que es sostenido por dos elefantes que se apoyan sobre una tortuga gigante, (y que algún día podremos suicidarnos arrojándonos fuera del límite del mundo). En su dimensión material, la estructura son posibilidades de existencia. Uno no puede ser rey-vasallo-plebeyo, si no existe la institución social de la monarquía, con sus respectivas reglas. Uno no puede ser ciudadano si no existe la institución social de los derechos. Uno no puede ser punk si no existe la institución social del individualismo moral moderno.
 
Ambas dimensiones están, evidentemente, sujetas a modificación. Pero esta no sucede a voluntad ¿o si?
 
El problema intelectual con que se topa la tesis de que existen estructuras que guían nuestra percepción del mundo, y por ende, nuestro actuar en él, es el que aparece cuando los sujetos se quedan en la inmediatez de lo que ven y por lo tanto, la estructura, al no ser visible, sino al ser un objeto mental que requiere de un ejercicio de descentramiento y de abstracción, es decir, de un ejercicio que implica distanciamiento de la experiencia inmediata, es difícil de constatar. Otro obstáculo más, es de tipo afectivo, el que parte del narcisismo humano, dicho afecto es el que alimenta la idea de que somos autónomos, conscientes y racionales, de que nada decide por nosotros sino nosotros mismos, nos gobernamos en nuestro fuero interno, somos libres. Un tercer problema es de pensarla erróneamente como algo que constriñe. Caso frecuente en los ambientes académicos en los cuales, en cualquiera de sus infinitas versiones, se opta por "rebelarse" ante esa "estructura" que oprime, reprime, determina.
Pero las estructuras no determinan, orientan la vida y pensamientos de las personas. Es compleja y complicada dicha idea, pues la estructura convive y funciona, además, en conjunción con ese as bajo la manga con que aparecieron los seres humanos: el libre albedrío...............................
A La Maestra de Español se le ha metido esta idea en la cabeza. El infinito de su consciencia es eso, interminable. Afortunadamente.
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Esperando que llegue a tu vida alguna filtración del azar, vuelves a albergar el desperciable deseo de ya no sentir el deseo de ser mirada, sino de ser mirada por la vida de alguien más.
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2. LA HISTORIA INCONFESADA.
 
En ratos sentía que le dolía el cerebro por el frío.

Te debates en tu querer entender la estructura que orienta tus acciones, la estructura que define las opciones entre las que decides, las cuales son, según la teoría estructural, las únicas que vislumbras como viables y adecuadas, o bien, las únicas que vislumbras a secas. Quieres entender tu actual estructura de soledad, esa que te permite decir y hacer sola, ir, venir, comer, viajar, tomar, dormir y hablar sola.
 
-Crees entender lo sucedido:
 
1) Eres masoquista e insistes en gozar regresando a tus peores momentos. Pero ahora, a diferencia de todos los ayeres, descubres que esos recuerdos son un refugio de ardor, ciertamente, pero con una dosis de familiaridad. Esto es lo que constituye tu goce y tu trampa, ya que te atrapa esa cercanía de angustia con el espanto y miedo que muchas veces tuviste. Tus recuerdos son tu sangre ominosa. Eres cobarde y regresas a esas escenas en donde te encontrabas muerta de frío y sin embargo salías con algún amigo en turno a buscar cervezas, pastillas y cocaína a las 3 de la madrugada, o bien, te salías de las casas sin rumbo fijo y sin un centavo. En una de esas ocasiones, tú tenías hambre y deseabas en silencio que tu amigo te dijera "vamos a comer algo". Pero no lo hacía, solo fumaban, tomaban y cantaban, se drogaban, tampoco cogían porque el nunca lo quiso, nunca le preguntaste por qué. No lo veías viable. En esa vez tú aprovechaste un momento en que él fue al baño y te asomaste a su cocina que estaba detrás de la cortina. Buscaste algo de comer, encontraste queso, tomaste un trozo pequeño para que no se notara, luego otro y así más. Te colocaste en tu lugar rápidamente antes de que él hubiera regresado. No fuiste capaz de pedirle comida, esta decisión no aparecía en las opciones que podías procesar. Tal era tu estructura de mujer pobre y sin derechos, miserable y melancólica. Basura.

-Experiencia y Expectativa.

2) Tuviste un hijo Anticrhista, un hijo que no conservaste y por eso no vives con él. En momentos deliraste y pensaste que justamente esa historia había sido un delirio. Pero no es así. Ahora sabes que fue real, de hecho lo sabes desde hace 6 años: un día, inexplicablemente, inconscientemente, sospechaste algo, buscaste en internet y encontraste tu nombre junto al de tu hijo en una acta de nacimiento digitalizada. En ese momento algo ocurrió en ti pues a los dos días tuviste dinero y fuiste muy temprano al registro civil ubicado en Salto del Agua con incertidumbre respecto a tu expectativa de lo ibas a encontrar. Aquella mañana acudiste con un temor interno que a nadie le dijiste, (así te portas maldita, sin decirle nada a nadie). Tus pasos eran guiados por esa pregunta que tenías: ¿en verdad pasó? Claro que lo sabías, estúpida, pero ahora piensas que no querías saber que tu hijo primero fue registrado por ti, que le pusiste el nombre que te dijeron junto a tus dos apellidos, los datos de tus padres, su domicilio y sus edades. La contraparte, los datos del padre no fueron llenados. Así viste el acta de nacimiento cuando te la dieron sin ninguna pregunta de por medio. Eso era lo que no sabías, si te iban a preguntar que por qué solicitabas el acta de nacimiento de un menor adoptado. Te la entregaron y la guardas contigo. Desde entonces ese documento simbólico te brinda la realidad del hecho. Ahora puedes decirlo porque ya pasó.

-La doctora y el juez.

3) A tu hijo sólo viste dos veces: la primera cuando nació, la doctora que te atendió te lo llevo a tu cama y dijo que era su obligación, que el trato que tenían tú y los padres adoptivos estaban fuera de los procedimientos y las políticas del hospital. Te lo puso en los brazos y acto seguido tú se lo diste a su madre adoptiva que te dijo: bueno, ahora es mío. La doctora no dijo nada, sólo miro.
La segunda vez fue cuando fuiste a llenar ese documento que ahora es el testigo de lo real. En aquella ocasión te llamaron por teléfono para que fueras a registrarlo, pues te explicaron que sin ese paso inicial no se podía hacer el siguiente proceso legal de la adopción. Fue cuando lo volviste a cargar porque el juez preguntó: ¿y quién es la madre, usted o ella? Que lo cargue la madre pues es quien lo presenta... Al poco tiempo tu hijo obtuvo otro nombre y otros apellidos.

-Palabras no estructuradas.
 
4) Hace año y medio cumplió 18 años. Y nuevamente por esos misterios de tu mente inconsciente citaste justo en el día en que cumplía la mayoría de edad, a ese amigo intermediario que a lo largo de estos años ha mantenido un poco de contacto con su familia. Piensas que la pregunta no es ¿por qué lo hiciste? sino ¿por qué pudiste hacerlo justamente en esa fecha? ¿Por qué antes no lo vislumbrabas como algo posible de hacer, si era tan fácil? Él sospechó de inmediato el motivo de la cita porque, aunque han seguido siendo amigos, jamás lo habías llamado para tomar el café. Sin embargo ahí llegó, se vieron en la esquina de Madero y Filomeno Mata, en los azulejos. Se saludaron después de 10 años.
Sin mucho rodeo que digamos le dijiste: que lo habías pensado durante mucho tiempo y que considerabas que estabas en tu derecho, que querías saber qué había pasado con tu hijo, y que, en tu defensa, considerabas que era humano querer saberlo, que lo inhumano sería no querer saber de él o, insensiblemente, hacer como si nunca hubiera pasado nada, que sólo era una pregunta, que le pedías por favor que te dijera todo lo que sabía, lo que fuera, que no podía negarse, que no fuera cruel, que tenía que decírtelo. Le explicaste, para que no se alarmara, que no ibas a salir corriendo a buscarlo, que no te ibas a anunciar de la noche a la mañana diciendo: yo soy tu madre biológica. Trataste de tranquilizarlo, por si se estaba asustando, agregando que estabas consciente de que una cosa así no se le puede decir a nadie, que solo querías saber absolutamente cualquier cosa sobre él, porque era tu derecho, insistías. Que ahora tenías trabajo, que habías hecho una carrera, que tenías una casa, no propia pero pagada por ti, que tomabas terapia y que ya lo habías superado, nunca has usado ese termino de "superado" pero en ese momento  te pareció importante decírselo como si fuera algo a tu favor.
Tu amigo escuchó pacientemente todas tus palabras sin tocar ni un momento su taza. Tus palabras habían sido unas pensadas junto a otras que más bien salieron en el momento. Con la velocidad del pensamiento lo notaste, que dijiste cosas no esperadas.
Tomó aire y por un momento evadió la mirada pues estabas roja y para ese momento te había aflorado una gota en cada ojo. Sus ojos regresaron a ti y puso su mano sobre la tuya al tiempo en que suspiró y te dijo suavemente cálmate mujer...

-Estructuras paralelas.
 
5) Después de que te respondió, no, más bien, casi de manera simultánea tú ya estabas pensando lo que ibas a hacer, te estabas imaginando cómo ibas a ir a buscarlo, te imaginaste buscando secretarias en el Conservatorio de música para pedir informes, pues:
 
"se hizo músico del Conservatorio,
toca el piano
y tiene una banda.
Está bien,
han vivido bien.
No lo he visto y sé poco,
esto es lo único que te puedo decir...
Lo he sabido por mi esposa pero a ella no le he preguntado nunca algo, no es de las cosas que le pueda preguntar pues sospecharía de que te lo diría a ti... Ahorita mismo no le dije que vendría contigo.... Sé que se llegaron a ver con mi suegra dos o tres veces pero nada más... Se llama Rodrigo... Ya".
 
Y tú pensabas: ¿Cuántos Rodrigos de 18 años que sean pianistas del Conservatorio puede haber? ¿Qué tan difícil puede ser buscar unos apellidos junto a un nombre que ahora ya conocías? Nuevamente te sorprendiste de lo que no tenías planeado pero que te estaba saliendo en el pensamiento con la claridad de una imagen anticipada y certera, como quien se asoma por una ventana y mira la calle. Pensaste en cómo lo ibas a hacer, y también pensaste que antes no lo habrías imaginado, que tiempo atrás no tenías las opciones mentales, esas posibilidades que ahora orientan tu acción no aparecían en tu consciencia.
 
-Verdades y mentiras.
 
6) Salieron y caminaron por la calle de Madero, miraste la ciudad en su multitudinario Eje Central. Le diste las gracias seguido de un abrazo insincero porque pensaste que no te había dicho toda la verdad. Sentiste que se había guardado cosas, que las pensó y que prefirió no decírtelas. La verdad es que tú esperabas más de eso poco que te dijo, esperabas tal vez una historia, una pequeña narración de algo, pero no lo dijo, a ti eso te pareció irreal. Pensaste mientras te alejabas de él, que no era posible que no armara una pequeña historia, que seleccionó muy bien sus palabras y los hechos dichos. Tú, maldita desconfiada, querías saber más porque querías tener datos para imaginar y para reordenar tu interior, para mover tu estructura interna.

 
 
3. EL PODER DE TÁNATOS.

-Esta es tu histeria y tu historia: quedaste loca y eres completamente inquerible.
-Mentira, me defiendo, son manifestaciones gráficas de la estructura, por lo tanto son una realidad combatible.
-Te falta el elemento azaroso.
-Quiero pensar que las fuerzas de la destrucción igualmente están estructuradas.
-¡Basura!
 
Continuará................