LAS COSAS QUE IGNORA LA MAESTRA DE ESPAÑOL
VERDADES INEXISTENTES
Si el mundo no es como ella lo interpreta, si siempre ha estado equivocada respecto a todo: y todo es todo: ella, los otros, el amor, la escuela, el dinero, su falta de amor, su encierro, su vida diaria, su historia, su autoimagen -perfectamente mal percibida respecto a los otros que le devuelven otra mirada-, su anatomía, su lugar y su no-lugar, en definitiva: lo que su punto de observación le permite ver, y que simultáneamente le niega la posibilidad de no ver lo que no puede ver.
NOVELA CORTA PARA SER CONTADA
CON UNA CAJETILLA DE CIGARROS
CON UNA CAJETILLA DE CIGARROS
Capítulo 1.
LA TENSIÓN.
De un breve repaso por su larga vida sexual, la Maestra de Español se encuentra con figuras masculinas de belleza, percibidas por sus ocho sentidos*, los cuales enmarcan los estados excitados con los cuales se pierde. Como si atravesara velos que forman olas y corrientes, ella nada a placer como sirena-tiburón con su par. Dichos estados han sido su perdición. El encanto del placer sexual es de doble rostro, el físico el metafísico.
Luego de años de vida decadente y arrojada, se le presenta una tensión.
Por un lado, el amor pasión, deseante y abierto. Su manera de ser histérica que se muestra femenina y ama lo masculino, el poder y la entrega al poder, el yunque y el martillo. Como debe ser. El subir/bajar. El adentro/afuera. El vestido/desvestido. El suave/fuerte. El horizontal/vertical/perpendicular/paralelo/circular/angular. El lamerlo/lamerla. El delante/detrás. El brazos/piernas. El horas/minutos. El silencio/gritos. El dolor.ardor/sobada.pomada. El amor carnal.
Por el otro lado, La Maestra de Español refiere estar cansada de ser carne sexual para los hombres que quiere y ama, los hombres que le ha interesado con los cuales ha establecido lazos de todo tipo: lazos intelectuales, estéticos, musicales, literarios, lazos ideológicos, lazos dionisíacos, lazos de humo de cigarro conversado, lazos de juegos irreverentes, traviesos y tontos, lazos de historias mutuas, lazos de descubrimiento cuidadoso, respetuoso, pero también entrañable, de las propias vulnerabilidades, lazos cotidianos, lazos amor cómplice en cualquiera de sus renglones, los elegidos por ella. Como debe ser. El sentimiento de no sentirse querida ni amada por nadie de su interés y gusto, la desgarra. El deseo ingenuo y simple de compartir la vida con alguien. Su soledad.
Capítulo 2.
LA DESESPERACIÓN.
Ese sentimiento de por qué a ella ningún hombre le ha querido, se transforma en pregunta: ¿cómo le hacen las mujeres, bonitas o no bonitas, para que un hombre las quiera, las ame, y se quiera quedar con ellas?
En sus infelices recuerdos de la infancia aparece una única escena donde el padre la toma de la mano y la lleva a mirar un partido de fútbol. Luego de eso no hay nada, ni un momento de cariño, ni un abrazo, ni una complicidad, ni una caricia, ni una plática, ni un presente, ni una comida, ni ninguna muestra de afecto que ella pueda referirle a él. ¿Por qué a ella no la amó el padre?, se pregunta. Sólo golpes y gritos le dedicó, groserías proferidas en masculino (aunque ella es mujer, o piensa que lo es). El destierro paterno que la lanzó a la calle durante años. El mundo resultó interesante, al costo de la propia piel, de cicatrices de lava en el espíritu.
El sencillo lenguaje del amor a ella se le presenta en un idioma que no alcanza a comprender. La simpleza de compartir cotidianiedad, de entablar un diálogo en el que se construyen abiertas comunicaciones ordinarias que son retomadas mediante minúsculos y leves lazos simbólicos y significativos, puestas en la memoria de dos personas que se miran mutuamente. Eso, eso no lo sabe hacer, se le aparece el encierro de su narcisismo, de su torpeza y timidez, de su locura de Antichrista, de su falta de lucidez, de su anticipación a la definición de la situación entre ambos: seguramente ya lo estropeé. Ante esto le aparecen dos sentimientos, la desesperación y la ridiculez por no saber entablar el mero lenguaje humano: eros.
En sus infelices recuerdos de la infancia aparece una única escena donde el padre la toma de la mano y la lleva a mirar un partido de fútbol. Luego de eso no hay nada, ni un momento de cariño, ni un abrazo, ni una complicidad, ni una caricia, ni una plática, ni un presente, ni una comida, ni ninguna muestra de afecto que ella pueda referirle a él. ¿Por qué a ella no la amó el padre?, se pregunta. Sólo golpes y gritos le dedicó, groserías proferidas en masculino (aunque ella es mujer, o piensa que lo es). El destierro paterno que la lanzó a la calle durante años. El mundo resultó interesante, al costo de la propia piel, de cicatrices de lava en el espíritu.
El sencillo lenguaje del amor a ella se le presenta en un idioma que no alcanza a comprender. La simpleza de compartir cotidianiedad, de entablar un diálogo en el que se construyen abiertas comunicaciones ordinarias que son retomadas mediante minúsculos y leves lazos simbólicos y significativos, puestas en la memoria de dos personas que se miran mutuamente. Eso, eso no lo sabe hacer, se le aparece el encierro de su narcisismo, de su torpeza y timidez, de su locura de Antichrista, de su falta de lucidez, de su anticipación a la definición de la situación entre ambos: seguramente ya lo estropeé. Ante esto le aparecen dos sentimientos, la desesperación y la ridiculez por no saber entablar el mero lenguaje humano: eros.
Capítulo 3.
LA EXPECTATIVA.
La Maestra de Español espera con ansia e interrogación el día de su muerte, se pregunta y espera.
En su semántica simbólica y personal, la que en años recientes se ha esmerado por conocer primero, y luego por pulir, existe una palabra que deliberadamente evita, siempre. Piensa que no es una palabra que se pueda usar a la ligera, jamás. Observa cómo es que el vulgo la manosea y la trivializa, la maltrata con la repetición de la pose y el blof.
Ella le muestra el mayor respeto del que es capaz.
Luego de darle vueltas y vueltas a su estado de ánimo actual, la Maestra de Español al fin lo puede nombrar, ya le pude mirar la forma. Su sentimiento es la imagen de la flor principal que habitado en su jardín interno que comenzó a cultivar desde que era niña: se siente triste, le recorre por cada vena de su cuerpo una tristeza infinita. Llora de tristeza.
Capítulo 4.
FALTA DE HABILIDADES PARA LA VIDA.
Ella no tiene dinero, no tiene amor. Tiene vacío en la cartera y dolor de tristeza.
No tiene ingresos, y tampoco tiene novio que le reclame la fidelidad de su cuerpo y de su sentimiento.
Cobrará por lo que ella percibe (¿?) que los** hombres quieren.
Se recubrirá con medias negras el rastro de la tristeza sanguínea que vive en su cuerpo y enfría su alma.
Principios:
I. Dad al prójimo lo que provee la decadencia.
II. La vida no ahorca, sólo arrastra por una habitación de $300.00.
Final:
I. La Maestra de Español, Histérica Sadomasoca y Antichrista Antidolor, a una sola voz: !ignoramos y anhelamos el final!.
* Los ocho sentidos con los cuales percibimos el entorno: olfato, oído, vista, gusto, tacto, temperatura, equilibrio y, el que no tiene nombre en español, sentir la mirada o la presencia de alguien. La idea de los cinco primeros es una convención cultural de occidente que viene desde los griegos hasta el siglo XX. Pero eso, es una convención cultural limitada a cinco. Con nuestro cuerpo nos orientamos por esos cinco y tres más. Basta con taparse los ojos para sustituir la orientación del ser-en-cuerpo para echar mano de los otros tres y ver su función igualmente orientadora respecto al entorno físico y social por el que atravesamos en cada día.
** Excepto los gays, y los que tienen pareja y le son leales, y los que no son de este mundo, y etcétera................................
En su semántica simbólica y personal, la que en años recientes se ha esmerado por conocer primero, y luego por pulir, existe una palabra que deliberadamente evita, siempre. Piensa que no es una palabra que se pueda usar a la ligera, jamás. Observa cómo es que el vulgo la manosea y la trivializa, la maltrata con la repetición de la pose y el blof.
Ella le muestra el mayor respeto del que es capaz.
Luego de darle vueltas y vueltas a su estado de ánimo actual, la Maestra de Español al fin lo puede nombrar, ya le pude mirar la forma. Su sentimiento es la imagen de la flor principal que habitado en su jardín interno que comenzó a cultivar desde que era niña: se siente triste, le recorre por cada vena de su cuerpo una tristeza infinita. Llora de tristeza.
Capítulo 4.
FALTA DE HABILIDADES PARA LA VIDA.
Ella no tiene dinero, no tiene amor. Tiene vacío en la cartera y dolor de tristeza.
No tiene ingresos, y tampoco tiene novio que le reclame la fidelidad de su cuerpo y de su sentimiento.
Cobrará por lo que ella percibe (¿?) que los** hombres quieren.
Se recubrirá con medias negras el rastro de la tristeza sanguínea que vive en su cuerpo y enfría su alma.
DECADENCIA Y OFICINISTAS SOLITARIOS:
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EPÍLOGO. Su declaración de principios (y finales):Principios:
I. Dad al prójimo lo que provee la decadencia.
II. La vida no ahorca, sólo arrastra por una habitación de $300.00.
Final:
I. La Maestra de Español, Histérica Sadomasoca y Antichrista Antidolor, a una sola voz: !ignoramos y anhelamos el final!.
* Los ocho sentidos con los cuales percibimos el entorno: olfato, oído, vista, gusto, tacto, temperatura, equilibrio y, el que no tiene nombre en español, sentir la mirada o la presencia de alguien. La idea de los cinco primeros es una convención cultural de occidente que viene desde los griegos hasta el siglo XX. Pero eso, es una convención cultural limitada a cinco. Con nuestro cuerpo nos orientamos por esos cinco y tres más. Basta con taparse los ojos para sustituir la orientación del ser-en-cuerpo para echar mano de los otros tres y ver su función igualmente orientadora respecto al entorno físico y social por el que atravesamos en cada día.
** Excepto los gays, y los que tienen pareja y le son leales, y los que no son de este mundo, y etcétera................................
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