sábado, 25 de junio de 2016

MASTURBACIÓN EN LA AZOTEA.......

NEGRO NO ES NEGRO, ES PIEDRA SIN TIEMPO

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Quien esto escribe piensa que existen en ella tres personalidades:

.Maestra de Español
.Histérica Sadomasoca
.Anticrista Antidolor

Pero contando la de la autora, en realidad son cuatro.



MaestraDeEspañol: Agarro mi cobija, me envuelvo y me sumerjo a dormir. No quiero saber nada. No quiero pensar en nada. Quiero ser acogida por un espíritu de artista, por un poeta o salvaje escritor, por un hacedor de historias de cine, por un músico sensible y rabioso de su espíritu abierto y explotado. Quiero encontrar alguna voz que reciba la mía, que no sea un arrogante filósofo que otrora fuera humano, ahora piedra negra y clausurada. Quiero sentir un poco de alivio para tomar fuerzas y seguirme azotando, con sentido. Soy maricona, tengo un agujero y lo necesito, al agujero y al azote. Los caminos conocidos son eso, conocidos ya. 

MaestraDeEspañol:Una sorpresa que me azote, que me saque de mi. Aunque probablemente esto sea pedir demasiado a la vida, a la estructura narcisista en que la actual sociedad se organiza. La vida sin misterio me ha quitado las sorpresas, sorpresas respecto a lo que conozco, a lo que cavilo, a lo que supongo. Suplico por una sorpresa. No es que sea adivina, es que dentro del abanico de posibilidades, justamente, avizoro el abanico y entonces ya, solo me siento a ver la serie de posibilidades que en el existen y se desenvuelven. Tedio.

Histérica Sadomasoca: hoy no tiene ni las más mínimas ganas de salir. Sólo anhela una cama para soltarse a soñar con una historia de arte en la cabeza, de escenarios de su anterior vida, de soñar con Alejandra y ella en la azotea de la vecidad de la colonia Roma, platicando y mirando las azoteas, de soñar con imágenes de lluvias por la tarde junto a una cerveza y un cigarro mientras los vecinos suben a recoger la ropa. Desea un poco de placer en lo recordado.

Histérica Sadomasoca: ha emprendido la retirada, ha aceptado racionalmente que el hombre de negro no es hombre, es piedra, que no reaccionará así como no ha reaccionado. Ella ha llegado a pensar que aunque se paseara desnuda frente a él, no, ni así saldría de su torre de arrogancia, de su actuación y complacencia frente a sus amigos; o bien se luce frente a ellos, o bien, se inhibe frente a ellos. Y cuando está solo, no existe, es mudo, es cómodo estando mudo y alejado, con una espalda de por medio. Ya no puede ella, hacer más ya no puede.

Además, la otra versión que ella se imagina y construye para hacerse otra posible explicación de esa situación que reina entre ellos, (que básicamente es la del silencio y de la casi nulidad de la plabra), es que tiene a otra persona. Siendo esa otra posibilidad, se retira también. 

Y si existiera otra explicación, de igual modo se encuentra frente a una pared de ego y dureza. Ese rasgo significativo de hombres sin padre que gustan en omitir el apellido paterno; su vulnerabilidad frente a las historias y no historias -silencios- de la madre sobre el padre que injustamente lo colocan en un lugar del triángulo padre-madre-hijo- que no debiera existir. Eso y su posible consecuencia en su imposibilidad de aceptar su masculinidad frente al otro femenino. No desea meterse en donde no le llaman, en esas hipótesis sobre el sentimiento y abandono del padre y su consecuencia sobre dicha incapacidad. Se retira.

Se va.
Se azota.
Se reta a ella misma.
Se libera a ella misma.
Se vomita con un dolor manejable aún.
Se mira cruzar una línea que antes no había traspasado.
Se arroja a su abismo.



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