NEGRO NO ES NEGRO, ES PIEDRA SIN TIEMPO
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Quien esto escribe piensa que existen en ella tres personalidades:
.Maestra de Español
.Histérica Sadomasoca
.Anticrista Antidolor
Pero contando la de la autora, en realidad son cuatro.
MaestraDeEspañol:
Agarro mi cobija, me envuelvo y me sumerjo a dormir. No quiero saber
nada. No quiero pensar en nada. Quiero ser acogida por un espíritu de
artista, por un poeta o salvaje escritor, por un hacedor de historias de
cine, por un músico sensible y rabioso de su espíritu abierto y
explotado. Quiero encontrar alguna voz que reciba la mía, que no sea un
arrogante filósofo que otrora fuera humano, ahora piedra negra y
clausurada. Quiero sentir un poco de alivio para tomar fuerzas y
seguirme azotando, con sentido. Soy maricona, tengo un agujero y lo necesito, al agujero y al azote. Los caminos
conocidos son eso, conocidos ya.
MaestraDeEspañol:Una sorpresa que me
azote, que me saque de mi. Aunque probablemente esto sea pedir demasiado
a la vida, a la estructura narcisista en que la actual sociedad se
organiza. La vida sin misterio me ha quitado las sorpresas, sorpresas
respecto a lo que conozco, a lo que cavilo, a lo que supongo. Suplico
por una sorpresa. No es que sea adivina, es que dentro del abanico de
posibilidades, justamente, avizoro el abanico y entonces ya, solo me
siento a ver la serie de posibilidades que en el existen y se
desenvuelven. Tedio.
Histérica Sadomasoca: hoy no
tiene ni las más mínimas ganas de salir. Sólo anhela una cama para
soltarse a soñar con una historia de arte en la cabeza, de escenarios de su anterior vida, de soñar con Alejandra y ella en la azotea de la vecidad de la colonia Roma, platicando y mirando las azoteas, de soñar con imágenes de lluvias por la tarde junto a una cerveza y un cigarro mientras los vecinos suben a recoger la ropa. Desea un poco de placer en lo recordado.
Histérica
Sadomasoca: ha emprendido la retirada, ha aceptado racionalmente que el
hombre de negro no es hombre, es piedra, que no reaccionará así como no
ha reaccionado. Ella ha llegado a pensar que aunque se paseara desnuda
frente a él, no, ni así saldría de su torre de arrogancia, de su
actuación y complacencia frente a sus amigos; o bien se luce frente a
ellos, o bien, se inhibe frente a ellos. Y cuando está solo, no existe, es mudo, es cómodo estando mudo y alejado, con una espalda de por medio. Ya no puede ella, hacer más ya
no puede.
Además, la otra versión que ella se imagina y
construye para hacerse otra posible explicación de esa situación que reina entre
ellos, (que básicamente es la del silencio y de la casi nulidad de la
plabra), es que tiene a otra persona. Siendo esa otra posibilidad, se
retira también.
Y si existiera otra explicación, de igual modo se encuentra frente a una pared de ego y dureza. Ese rasgo significativo de hombres sin padre que gustan en omitir el apellido paterno; su vulnerabilidad frente a las historias y no historias -silencios- de la madre sobre el padre que injustamente lo colocan en un lugar del triángulo padre-madre-hijo- que no debiera existir. Eso y su posible consecuencia en su imposibilidad de aceptar su masculinidad frente al otro femenino. No desea meterse en donde no le llaman, en esas hipótesis sobre el sentimiento y abandono del padre y su consecuencia sobre dicha incapacidad. Se retira.
Se va.
Se azota.
Se reta a ella misma.
Se libera a ella misma.
Se vomita con un dolor manejable aún.
Se mira cruzar una línea que antes no había traspasado.
Se arroja a su abismo.
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