HISTÉRICA LA LOCA
Porque no
conozco tu cuerpo, no tengo la más mínima idea de cómo seas más allá de tus
manos y tu rostro, porque no sé qué pasó aquel día de abril de 1995, aquel día
en que el padre y la madre me borraron, aquel día en que la hermana mayor no
salió a buscarme… la vi parada en la puerta y ahí estaba yo borrada.
Porque hay veces
que no entiendo: por qué me miran, qué miran, por qué a veces no siento el
cuerpo, no siento mi cuerpo caminar, cuando atravieso la biblioteca camino en
automático, no siento las piernas, y no sé por qué me miran, qué miran, es que
acaso tengo el rostro desencajado, acaso lo tengo deformado, qué me miran,
acaso tengo el rostro de un chango, por qué me miran, no lo entiendo y esquivo
las miradas sintiendo espanto, sintiendo un horror, es la sensación de no
sentir el cuerpo, no siento las piernas y sin embargo camino, y llego al baño y
no miro el espejo porque no hay espejo, hay un cristal pero no refleja, me
planto en una supuesta ubicación de espacio y tiempo: soy un pensamiento, estoy
en la biblioteca, hoy es tal día, mañana es tal y ayer fue tal, pero no hay
espejo, camino en automático, no es gracioso, no tiene nada de gracioso, el
espejo no me devuelve nada, y sin embargo camino, regreso a la misma mesa,
floto, no sé cómo es que no tropiezo, no sé cómo es que hago los pasos, floto,
no soy yo, y no sé por qué me miran, bórrense todos, no me miren, no miren que
estoy loca, no miren que no tengo rostro, no miren que no miro, no tengo
cuerpo, soy torpe, la biblioteca es un tablero que no logro descifrar, veo las
piezas pero no se jugar porque no sé qué pieza soy, no me hablen, todos los
días llego a mi casa, hay una casa, me meto, sigo con la misma cabeza que recuerda
las escenas del día, por qué es la misma siempre me pregunto, por qué cargo con
esta mi cabeza, qué pasa si un día no regreso a esta casa, no sé por qué tengo
que regresar todos los días a ella…
Por qué todos los días llega la hora de comer, de esa
maldita necesidad de comer, no quiero comer, y sin embargo lo hago…
Porque no hay
nada, por qué sólo sueño forzadamente contigo pues no hay nada, porque tu
indiferencia es la respuesta de que no hubo respuesta, y sin embargo no puedo
parar, quiero parar o salir, quiero entender, quiero salirme del juego que no
sé jugar, es una locura pues ni siquiera juego, no hay juego, no hay nada,
floto.
Porque a veces
pienso que hay un remedio, y me empeño en intentos optimistas, en la creencia de
que el azar pudiera mostrar algo, de que no todo está en mí, de que hay algo
afuera, pero a veces me siento loca, loca confirmada, constatada por los
hechos, por las historias en las que me he visto embestida, historias
virulentas, historias de mis escenas ridículas, historias de pendejadas contempladas
y sancionadas, arrepentida, no me miren…
Ayer te imaginé
violento por primera vez, diferente a la idea imaginaria que me había
construido de ti, te vi seguro y afianzado en un sistema filosófico que te
orientaba, algo así como un gran cerebro que se sostiene sobre patas grises de jirafa, todo voluntad y
pensamiento, como si esa imagen esquiva en el fondo guardara a un perverso
escondido, como alguien que si supiera lo que está pasando -yo no sé qué pasa
ni donde estoy-, son oleadas que me vienen, ya no he llorado pero quiero
hacerlo, no me gusta este tiempo, vivir en este siglo y en este espacio no me
gusta, me dio miedo pensar que me fueras a atacar y sin detenerte ante mi
dolor, vivo desarmada, algo más que mi barrera de silencio no tengo, es mi
única protección, no me miro…
Me azoto,
literal,
Me azoto,
literal,
Me azoto y no
importa la puerta
Me azoto y lo
siento, es el real
Me azoto pues lo
necesito, es el dolor que necesito
Me azoto,
literal,
Me azoto,
literal,
Me azoto y logro
sentir la cabeza, la misma que he tenido todo el día conmigo, hay una cabeza
que me acompaña, siempre está, por qué nunca se va, vete.
Me azoto y no se
va.
Me pongo harta
de mí, de esa eterna voz que me habla, de esa mi consciencia, vete.
Me azoto.