LATIDOS DEL CORAZÓN
Es la preocupación anticipada, ser demasiado precavido diría mi abuelita.
Aumenta la frecuencia cardiaca, la secreción de glucosa en la sangre, el sistema inmunitario mejora, el nivel de cortisol en la sangre aumenta, todo ello es la respuesta ante algo posible por parte del organismo, lo único anormal es que ese algo no es real, sino una preocupación ante situaciones con poca posibilidad de ocurrir en la realidad. Les presento a la ansiedad.
Es la preocupación anticipada, ser demasiado precavido diría mi abuelita.
-O sea que naciste muy preocupona, mija.
-Oh, abuelita, es que no me estas entendiendo. No ves que se me presenta todo el tiempo, mi cerebro no sabe distinguir si es una preocupación real o una preocupación sobre algo del futuro.
-O sea que eres vidente, mija.
-Oh abuelita, no te burles. Si hasta me da cefalea, gastritirs, colitis y dematitis. Es la patología de la ansiedad. Es una patología, abuelita.
-Si las preocupaciones son parte de la vida, mija. Si vieras visto como se preocupaba tu abuelo, no teníamos ni pa' comer y con tanto chamaco tan comelón pos ya te imaginarás aquella vida.
-Pero yo estoy muy preocupada por que mi memoria y mi atención están fallando. Mi cerebro ya no funciona como a mi me gustaría.
-¿Y cómo te gustaría que funcionara, mija?
-Oh abuelita, pus pus pus que me hiciera hacer las cosas bien.
-Tú hazlas y ya, déjate de chingaderas, mija.
-Ya ves abuelita, no me entiendes y luego no quieres que me preocupe.
Histérica Sadomasoca sale de la habitación y deja a su abuelita recostada dentro de su habitación. Se dirije hacia la calle. Su abuela vive en un pequeño pueblo dedicado a la fabricación de cajeta por lo que el olor a leche quemada y a establo inunda todos los espacios y más aún la calle. El alertamiento y la sensación de pérdida del control, es decir, el miedo, la tiene en una alerta exagerada y permanente que no la ha dejado dormir en los últimos tres días.
"Una persona con ansiedad patológica considera que ya no puede hacer nada para controlar sus síntomas y es por esto que se presenta la desesperanza en los pacientes". Vete al díablo maldito doKtor psiquiátrico, piensa Histérica Sadomasoca mientras camina por una calle empredrada y empinada que la conduce hacia el kiosko del pueblo. Irá a ver al muchacho de la tienda de abarrotes.
-Hola.
-Hola, pensé que ya no vendrías, dijo el chico abarrotero.
-Joder, tú siempre pensando mal. Cambia tus patrones congnitivos, ¿si?
-¿Qué?
-Perdón, es que estoy queriendo salir de mis tendencias negativas y las proyecto en tí.
-¿Qué?
-Qué a dónde vamos a ir, chingao, ya saca las chelas, anda, a dónde me vas a llevar.
-Al cielo, mamacita, dijo el chico al tiempo en que la miraba con satisfacción no disimulada.
-Dice el doKtor que me da ansiead por no coger.
-¡Carajo! yo te puedo curar, tú nada más ponte y yo doy.
-Dice mi abuelita que soy muy preocupona.
-Nena, falta de confianza.
-Dice mi cerebro que las voces no tienen que ser malas, que pueden tener su lado amable, alertar por ejemplo.
-Reina, nunca me has pedido ayuda, hasta ahora, y yo te puedo ayudar en lo que el doKtor te diga.
-El doKtor es un psiquiatra recetachochoschaKetero y se pica la cola. Ora, tienes la mano fría.
-Mmm, ahorita se calienta, tú nomas aguanta tantito.
-Aguanta, aguanta, todos dicen aguanta aguanta, a ver aguanten ustedes.
-En dónde te duele, yo te sobo, te sobo...
-En el alma tu.
-Yo te la arreglo, tu nomas déjame entrar, déjame entrar aaaaaah! aaaah! (se oyen los primeros ¡cloc cloc! ¡slop slop!)
Tres días después...
-Oye, te he buscado con tu abuela y me ha dicho que estabas acá.
-¿Qué pasó?
-Es qúe quería decirte algo.
-Dime.
-Pero no te vayas a enojar ni a poner mal, eh? promételo.
-Dime ya.
-Bueno, es que, yo había pensado que... que tal vez no sea bueno que nos sigamos viendo.
-¿Por qué?
-Es que no estoy bien ahora y quiero estar un tiempo solo.
-No mames.
-Jajajajajajajaja!!! nunca imaginé que tú dijeras algo así, jajajaja!!!
-Bueno, nos vamos?
Tres meses después...
En el funeral de la abuela se comenta acerca de las empresas endeudadas que dejó a las nietas. Los diferentes asistentes dedican gran cantidad de miradas a las pilas de frascos vacíos, los residuos de la empresa mal administrada. Pero tanto a la Hermana Mayor como a Histérica Sadomasoca eso las tiene sin cuidado, tanto los frascos de cajeta como los comentarios atinados o desatinados. En un rincón de la sala de la casa, lejos del féretro pero no fuera de las miradas metiches, Histérica va a sentarse sola. Trancurren cinco minutos y ya está acompañada.
-¿Y qué van a hacer ahora, tú y tu hermana con la cajeta?
-No lo sé y la verdad ni me interesa, pregúntale mejor a la Hermana Mayor.
-No, con ella no me gusta platicar, contigo sí. ¿Cuánto tiempo van a estar aquí? Me gustaría enseñarte algo que compré.
-¿Ya tienes guitarra?
-Tssss, te quiero tocar una canción.
-¿A poco ya a aprendiste? ¿Cuál te sabes?
-Ya me sé unas de los Beatles y de Nirvana.
-Ayayaaay, eso habrá que verse. A ver, vamos.
Tres minutos después...
-Ah! Ah! Ah! Ah! sí! sí! sí!
-Aaaaaah!
Silencio...
-Oyes, ¿Cómo es que llegamos nuevamente a esto?
-Tú eres un caliente de primera.
-¿Yooooo? Pero si tunas mamacita.
-Pero tú eres el que siempre me corta, y el que siempre me busca.
-Sí, lo siento, había prometido no volverlo a hacer.
-No te creo.
-De verdad.
-Tengo sueño, duérmete un rato, anda.
The End.
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