Nerd: anglicismo
"nerd", del que procede nerdo en español, apareció por primera vez en
1950 en el libro Si yo dirigiera el Zoológico, de Dr. Seuss, donde se le dio
este nombre a un personaje que vivía dentro de un televisor (Wikipedia).
Nerd: dícese de una bestia de la socialidad (Maestra de Españo).
Soy una ninfómana.
Ninfómana: dícese de una víctima que ama tanto como huye de su dictador.
Ataques de ninfomanía, o como suele decirlo y nombrarle el discurso de salud: la mujer tiene capacidad de multiorgasmos, según reportan casos, agregan.
***
Es martes por la mañana, y entre 6 y 8 am me vuelve a dar un ataque de ninfomanía que me consume y domina.
A diferencia de los hombres -dicen-, las mujeres podemos tener un orgasmo espontáneo, si, así, súbitamente, y, continúan los que dicen, podemos tener varios-múltiples orgasmos sin requerir tiempo de, digamos, recuperación.
Yo los he tenido con, digamos, cierta regularidad. Y en el mismo formato. Formato significa que siempre me han llegado estando entre dormida y despierta, en el momento en que va amaneciendo.
Sucede que:
... me despierto, abro los ojos, registro en dónde me encuentro -en mi casa, en mi cama, en mi cuarto, y sola-, y siento mi cuerpo en la cama, dentro de la pijama, envuelta en mis sábanas, cobijas y almohadas cómadas, íntimas, inmediatas y mías, y procedo a pensar que: hoy no hay clase, no tengo otro trabajo, tengo hambre, deudas, angustia económica y lo demás: bla... bla... bla... bla... De modo que sin hacer mucho esfuerzo me traslado al reino de los pensamientos placenteros -chaquetas mentales les nombra el discurso vulgāris, vulgarus-, pensamientos en los que imagino mi mundo real pero maquillado con la ficción, mi mundo acomodado a mi narcisista antonjo, en donde tengo el novio o marido que me gustaría y quiero, los diálogos que me gustaría tener, decir y que me digan a placer de mi ego sacado de la inhibición que constituye su jaula superyóica. El hubiera se queda corto, más bien pienso en ficciones con cara de realidad, imagino a Fulano, Zutano, Mengano y Perengano en historias donde no soy esquivada sino que soy la reina querida y escuchada. De ahí, solo hay un paso a el reino del sexo, la, digamos, segunda puerta. Sexo, sexo, sexo, sexo: Fulano con su cuerpo desnudo, flaco delicioso y al alcance de mi mano y mi boca, él sobre mí, besándome en la boca y las orejas, chupándome aquí en el cuello y allá en las chichis y luego las piernas, la entrepierna, me la mama, yo gimo y lo obligo a que continue presionando su cabeza con mis dos manos, para que no escape... Zutano moviéndome de pies a cabeza con su hermoso y delicioso pene, suave y caliente, lo miro y me penetra como martillo sobre el yunque... Mengano se baja la bragueta, ahí de pie frente a mi cara, en mi cuarto donde está teniendo lugar mi fantasía, se saca el pene y me lo da directo a la boca, yo estoy acostada y desnuda y me dejo jalar la cabeza y cabellos para ser conducida a hacia su pene erecto y coronado por una gota de delicia sexual, se lo beso, se lo chupo, se lo mamo una y otra vez, hasta dentro de mi garganta, me da miedo lastimarlo con mis dientes pero el no dice nada, sólo expresa puro ah! ah! ah! ah! una voz suave y aterciopelada, masculina y caliente, me encanta sentirla a dentro, -qué razón tenía Freud y su teoría de la pulsión oral-, en esos momentos yo podría estar ahí durante horas... horas... tragándomela toda, y toda es toda... Perengano es tierno y con iniciativa, de modo que suavemente me acaricia por varias partes del cuerpo, de vez en vez me llega su mano a la vagina, ¡ah! es la sorpresa y el delieite de la visita de su mano a esa zona de mi ser, su manera de no pedir permiso para hacerlo, para abrirme las piernas mientras me mira directamente a los ojos mientras abajo me está quitando las pantaletas o bien, me está metiendo los dedos entre la ropa y la piel. Sus dedos, ¡oh sus dedos! me toca suave y decididamente, me moja y se mojan, de rato en rato saca su mano y la huele golosamente, se chupa los dedos con mis jugos, me acaricia el clítoris y yo en eses momentos ya me estoy viniendo en sueños...
De estos estímulos autoinducidos sale esa magia dictatorial que no puedo controlar, que me toma: es el momento en que comienzo a quedar dormida otra vez, el momento de la semiconciencia y el semisueño al mismo tiempo. No sabría decir si más dormida que despierta o al revés. Es en ese inter, digámoslo así, que la imagen de un pene cobra vida propia y me lleva al primer orgasmo, sudo, respiro agitadamente, me endulzo con fuerza y floto sobre la cama, no sé si estoy despierta o dormida o zombi. Mirar un pene en esos estados donde no soy yo pero tampoco salgo de mi, hace que me venga el orgasmo de manera inmediata, súbita, automática. Respiro y mi corazón late rápidamente, pero no me despierto, pero tampoco estoy dormida completamente, ¿o si? Vuelvo a mirar al mismo pene y vuelo a tener otro orgasmo de manera inmediata, otro y otro y otro y otro, algo sucede en mi debilitada pero aún viva consciencia que me dice que ya son muchos, que eso no puede ser, pero no puedo parar, aquello, ¿es el ello? no puede parar, de un pene basta con verlo en ese entresueño para excitarme rápidamente y explotar desde mi vagina nuevamente, mi clítoris se vuelve una carga de calor que basta con que imagine un dedo ahí para que provoque el siguiente electroshock, el ¿séptimo, octavo? orgasmo, y yo decido parar pero ello es muy fuerte y no puedo contra su volutad, es como ya se están imaginando, como el anillo de poder de Sauron, me domina y quiere su orgasmo, y más y más y más y yo lo siento en mi cuerpo, la delicia de fuego que hace erupción y me envuelve multiples y rápidas veces, es como estar encerrada en un horno del cual no puedes tocar ni siquiera la manija de la puerta para intentar arrarte hacia ella y asomarte a la puerta. Si quiera eso fuera posible. Pero no puedo, me abosbe y de un orgasmo sentido en mi sexo se produce otro y otro y otro...
Mi cuerpo me domina.
Para recapitular (soy Maestra), con cualquiera de estas imágenes vislumbradas desde el ojo de mi mente o sus variantes yo, me vengo en el temblor y torbellino que me nace, es la explosión de Hiroshima dentro de mi...
Y en este momento en que recuerdo y trato de describrilo escribiéndolo, -pero en ocasiones también en el momento de la multivenida autoprovocada-, yo me pregunto: ¿qué sentirán los hombres cuando se excitan?, ¿será una sensación igual a la que yo siento? ¿será así de violenta y dictatorial?... Pero de ahí paso al pensamiento de que eso es una hipótesis imposible de verificar por mi vivencia. Suspendo el juicio y guardo el pensamiento para irme entreteniéndome durante el día, mientras miro hombres en el transcurso del día... los miro y los pienso mis preguntas.
Hacer cosas con silencios: las palabras que no le conozco,
las que nunca le he recibido.
Es un hombre sincero, por lo tanto su frialdad, egolatría y
arrogancia son sinceras, además de cualquier otro rasgo.
Usted me ha dicho que no interprete, DoKtor, que no me adelante, que
deje hablar al otro. Eso trato de hacer, pero qué es lo que encuentro, nada,
silencio, vacío, una historia de interacciones fracturadas, no logradas.
Alejandra Pizarnik murió en 1976, a los 36 años, suicidada.
Era la mujer de las palabras precisas. Ella escribió un poema llamado "La
enamorada". Pero se suicidó. Tal vez ese amor que no tenía, pero que
quería, le habría salvado la vida. Tal vez no. Tal vez su estructura psíquica
era la de la imposibilidad de amar, solo que tuvo a bien la capacidad de
arrojarla-proyectarla al mundo, así: el mundo no me ama.
Tal vez es mi estructura psíquica, esto de sentirme no
amada, esto de sentir que por qué a mi ningún hombre me ha querido, por qué no
he podido hacer que un hombre me quiera, y se quiera quedar conmigo, por qué
otras mujeres logran hacer que las deseen, tal vez es su mantra, que no poseo.
Hay muchas cosas que no entiendo.
Siempre con sus amigos, tan autosuficiente.
Buscaré un consuelo, deseo refugiarme en el lenguaje, en
palabras con significado.
A todo esto solo una pregunta me sobrevive: ¿cuándo y cómo
moriré?
***
Si por lo menos tuviéramos una historia, pero la historia
que le vengo a contar es que no tenemos historia, él y yo.
***
Pánico de ataque,
o ataque de pánico,
es igual.
Todo es igual.
Cuando eso me sucede sólo puedo repetir una frase en mi
cabeza y en mi corazón: tengo miedo, tengo puto miedo. Y es sincero. Si tú supieras
cómo me siento tal vez te apiadarías de mí, tal vez, si fueras humano, pero no,
eres una piedra, dejaste de sentir, de ser parte del mundo, te retrotraes en tu
privado sistema psíquico, tu mente, tu consciencia, tu alma, llámale como
quieras.
Tengo miedo, tengo puto miedo.
Miedo que me hace llorar, arrastrarme humanamente, suplicar,
me desvanezco y cualquier tipo de protección social (fórmulas sociales,
máscaras, frases, gestos) las suelto y me pongo a llorar, me hago bola en mi
cama y sufro, lloro y tiemblo. Tengo miedo, tengo puto miedo.
Me da miedo mi vida, mi tiempo, el transcurso del tiempo que
he de seguir viviendo en este mundo social, (a caso hay otro a la vista),
mientras no me suicide.
Tengo miedo, tengo puto miedo. Lloro y me doy asco, asco de
mi ser miserable, vomitable, soy un ser despreciable, in-amable. Ni yo me
soporto.
Nuevamente. La historia de mi vida... bla... bla... bla...
bla!
No sé si debo de soltarla o agarrar otra cosa, o hacer ambas
cosas a la vez.
Supongo que eso es lo que tendría que proceder, suena lógico.
Pero no puedo, en verdad que no puedo.
Me da miedo la vida cotidiana, la que se repite semana tras
semana tras semana tras semana... ad
nauseam: predicción reiterada........... no soy persona.
Me da miedo la vida cotidiana, los mismos caminos, las
mismas personas, los mismos silencios, los mismos lugares, las mismas palabras,
la misma comida, los mismos paisajes. Me da miedo mi cuerpo, cuando no puedo
controlarlo, él me va a matar. Detesto tener que alimentarlo y cuidarlo. Lo odio.
El llamado de los alumnos, exceptuando este destello de juventud que dispara fuera de la
oscuridad, todo es un cálculo acertado. Me doy asco por ser un ser
miserable......... no soy persona.
Si el mundo no es como ella lo interpreta, si siempre ha estado equivocada respecto a todo: y todo es todo: ella, los otros, el amor, la escuela, el dinero, su falta de amor, su encierro, su vida diaria, su historia, su autoimagen -perfectamente mal percibida respecto a los otros que le devuelven otra mirada-, su anatomía, su lugar y su no-lugar, en definitiva: lo que su punto de observación le permite ver, y que simultáneamente le niega la posibilidad de no ver lo que no puede ver.
NOVELA CORTA PARA SER CONTADA CON UNA CAJETILLA DE CIGARROS
Capítulo 1.
LA TENSIÓN.
De un breve repaso por su larga vida sexual, la Maestra de Español se encuentra con figuras masculinas de belleza, percibidas por sus ocho sentidos*, los cuales enmarcan los estados excitados con los cuales se pierde. Como si atravesara velos que forman olas y corrientes, ella nada a placer como sirena-tiburón con su par. Dichos estados han sido su perdición. El encanto del placer sexual es de doble rostro, el físico el metafísico. Luego de años de vida decadente y arrojada, se le presenta una tensión.
Por un lado, el amor pasión, deseante y abierto. Su manera de ser histérica que se muestra femenina y ama lo masculino, el poder y la entrega al poder, el yunque y el martillo. Como debe ser. El subir/bajar. El adentro/afuera. El vestido/desvestido. El suave/fuerte. El horizontal/vertical/perpendicular/paralelo/circular/angular. El lamerlo/lamerla. El delante/detrás. El brazos/piernas. El horas/minutos. El silencio/gritos. El dolor.ardor/sobada.pomada. El amor carnal.
Por el otro lado, La Maestra de Español refiere estar cansada de ser carne sexual para los hombres que quiere y ama, los hombres que le ha interesado con los cuales ha establecido lazos de todo tipo: lazos intelectuales, estéticos, musicales, literarios, lazos ideológicos, lazos dionisíacos, lazos de humo de cigarro conversado, lazos de juegos irreverentes, traviesos y tontos, lazos de historias mutuas, lazos de descubrimiento cuidadoso, respetuoso, pero también entrañable, de las propias vulnerabilidades, lazos cotidianos, lazos amor cómplice en cualquiera de sus renglones, los elegidos por ella. Como debe ser. El sentimiento de no sentirse querida ni amada por nadie de su interés y gusto, la desgarra. El deseo ingenuo y simple de compartir la vida con alguien. Su soledad.
Capítulo 2.
LA DESESPERACIÓN.
Ese sentimiento de por qué a ella ningún hombre le ha querido, se transforma en pregunta: ¿cómo le hacen las mujeres, bonitas o no bonitas, para que un hombre las quiera, las ame, y se quiera quedar con ellas? En sus infelices recuerdos de la infancia aparece una única escena donde el padre la toma de la mano y la lleva a mirar un partido de fútbol. Luego de eso no hay nada, ni un momento de cariño, ni un abrazo, ni una complicidad, ni una caricia, ni una plática, ni un presente, ni una comida, ni ninguna muestra de afecto que ella pueda referirle a él. ¿Por qué a ella no la amó el padre?, se pregunta. Sólo golpes y gritos le dedicó, groserías proferidas en masculino (aunque ella es mujer, o piensa que lo es). El destierro paterno que la lanzó a la calle durante años. El mundo resultó interesante, al costo de la propia piel, de cicatrices de lava en el espíritu. El sencillo lenguaje del amor a ella se le presenta en un idioma que no alcanza a comprender. La simpleza de compartir cotidianiedad, de entablar un diálogo en el que se construyen abiertas comunicaciones ordinarias que son retomadas mediante minúsculos y leves lazos simbólicos y significativos, puestas en la memoria de dos personas que se miran mutuamente. Eso, eso no lo sabe hacer, se le aparece el encierro de su narcisismo, de su torpeza y timidez, de su locura de Antichrista, de su falta de lucidez, de su anticipación a la definición de la situación entre ambos: seguramente ya lo estropeé. Ante esto le aparecen dos sentimientos, la desesperación y la ridiculez por no saber entablar el mero lenguaje humano: eros.
Capítulo 3.
LA EXPECTATIVA.
La Maestra de Español espera con ansia e interrogación el día de su muerte, se pregunta y espera. En su semántica simbólica y personal, la que en años recientes se ha esmerado por conocer primero, y luego por pulir, existe una palabra que deliberadamente evita, siempre. Piensa que no es una palabra que se pueda usar a la ligera, jamás. Observa cómo es que el vulgo la manosea y la trivializa, la maltrata con la repetición de la pose y el blof. Ella le muestra el mayor respeto del que es capaz. Luego de darle vueltas y vueltas a su estado de ánimo actual, la Maestra de Español al fin lo puede nombrar, ya le pude mirar la forma. Su sentimiento es la imagen de la flor principal que habitado en su jardín interno que comenzó a cultivar desde que era niña: se siente triste, le recorre por cada vena de su cuerpo una tristeza infinita. Llora de tristeza. Capítulo 4. FALTA DE HABILIDADES PARA LA VIDA. Ella no tiene dinero, no tiene amor. Tiene vacío en la cartera y dolor de tristeza. No tiene ingresos, y tampoco tiene novio que le reclame la fidelidad de su cuerpo y de su sentimiento. Cobrará por lo que ella percibe (¿?) que los** hombres quieren. Se recubrirá con medias negras el rastro de la tristeza sanguínea que vive en su cuerpo y enfría su alma.
DECADENCIA Y OFICINISTAS SOLITARIOS:
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EPÍLOGO. Su declaración de principios (y finales): Principios: I.Dad al prójimo lo que provee la decadencia. II. La vida no ahorca, sólo arrastra por una habitación de $300.00. Final: I. La Maestra de Español, Histérica Sadomasoca y Antichrista Antidolor, a una sola voz: !ignoramos y anhelamos el final!.
* Los ocho sentidos con los cuales percibimos el entorno: olfato, oído, vista, gusto, tacto, temperatura, equilibrio y, el que no tiene nombre en español, sentir la mirada o la presencia de alguien. La idea de los cinco primeros es una convención cultural de occidente que viene desde los griegos hasta el siglo XX. Pero eso, es una convención cultural limitada a cinco. Con nuestro cuerpo nos orientamos por esos cinco y tres más. Basta con taparse los ojos para sustituir la orientación del ser-en-cuerpo para echar mano de los otros tres y ver su función igualmente orientadora respecto al entorno físico y social por el que atravesamos en cada día. ** Excepto los gays, y losque tienen pareja y le son leales, y los que no son de este mundo, y etcétera................................
¿Amor a las azoteas? Si. ¿Que cómo se puede amar a un lugar digamos, no tan atractivo socialmente? Pues así, con una historia detrás.
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Fantasías desanimadas de ayer y hoy presentan:
COGERÉ SOBRE VUESTRA TUMBA
La Maestra de Español tiene 18 años, 18 años, puros, calientes, desbocados y salvajes años sobre su cuerpecito escurrido de 48 kilos, vestido de mezclilla, calzado con tenis converse, envuelto en camiseta azul y cubierto con una chamarra de mezclilla negra, cabello largo y negro. Asiste al colegio pero no es buena estudiante, más bien es una buena adolescente en el sentido dionisíaco, así, suyo -el sentido-: pervertida jovencita, espanta a sus compañeras por sus pantanoso comportamiento y por su alcoholoso hábito. No entra a clases, se junta con los darks, salven a esa niña dijo un día un profesor luego de medio semestre sin entrar.
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Había conocido al Drakc en la clase de Etimologías Grecolatinas del Español, en esa clase ambos trataban de no reírse de lo chistoso que les parecían las frases que el maestro les hacía leer a todos en voz alta. Así se simpatizaron. Su ignorancia respecto a los sonidos de las palabras griegas y latinas era la misma. No mames decía el Drack, thon joton filón, que cagado, ambos reían al salir de la clase.
El Drack era, como su apodo lo indica, dark. Locuaz y medio chaparro, media 10 centímetros menos que ella, igualmente flaco, vestía de negro y se pintaba los ojos con delineador, en días de calor llegaba con falda, ah qué, pues si hace calor, por qué no voy a usar falda, pues qué, pinches convenciones me la pelan. Pero su rasgo más notorio no era sino su manera de hablar: casi gritaba cuando hablaba. A la Maestra de Español le simpatizaba por dos cosas principalmente: por lo desmadroso que era y por el hecho de que la invitaba a ir con sus amigos, los de la banda dark.
Así, gracias al Drack conoció al Ody, a Miguel y a Dorian.
Paso a ser parte del grupo, se hizo su amiga. Ser su amiga significaba: pasar tiempo con ellos, los prefería en lugar de las mujeres o de sus compañeros de clase. Significaba hacer lo que ellos le enseñaban, significaba hablar de música, de literatura, de laberintos como metáfora del espíritu que juega consigo mismo, de la insoportable levedad del ser, de agujeros ontológicos -frase de Miguel-, y otros temas que al ella le interesaban y que le estaban cayendo como cerveza al tarro, como laberinto a su espíritu. Significaba, también, esperar con ansia a encontrarlos, significaba verlos en sus vestimentas negras, significaba conocer el libro que traían en la mano, significaba ver en ellos a los rockeros inteligentes y rebeldes con quienes podía hablar de los temas y las cosas que ella leía en su único contacto con el mundo humano que valía la pena, para ella: la revista Semanal.Significaba estar con la gente como la del tianguis del Chopo. Aunque nunca habían ido juntos a ese lugar, para su imaginario de la Maestra, eso era una hermosa verdad. Significaba que había encontrado a otros como ella: locos, borrachos y con otros intereses, los similares a los suyos.
Al principio se hizo amiga cercana y frecuente del Drack y del Ody. En cambio a Miguel y al Dorían los veía pero casi siempre era en los momentos con el grupo, hasta que un día...
-¿Qué crees que me dijo el Dorian?, le preguntó el Ody.
-¿Qué?
-Me dijo que si no había visto a su vieja, la Maestra de Español.
-¡¿Qué?!
-Le gustas -sonrisa del Ody-.
DORIAN
Era flaco y alto como Peter Murphy, vestía de negro, con pantalones ajustados, botas altas y de plataforma, camisas negras, tenía el cabello completamente negro, largo hasta los hombros y en forma "V", despeinado a propósito, alborotado, libre. Su rostro era blanco y huesudo, como Peter Murphy, su nariz era súmamente afilada, puntiaguda, los ojos negros y sus cejas tupidas, finas y rectas. Su mirada era penetrante, desafiante, segura, con el glamour y la elegancia que tienen los depredadores, como Peter Murphy. Casi nunca llevaba mochila, sólo uno o dos libros en la mano o bajo el brazo. Al igual que los otros también se pintaba los ojos con delineador, cosa que lo hacía aun más atractivo y misterioso. Caminaba a grandes pasos con su espalda recta.
***
Un día, la Maestra de Español iba caminando dentro del colegio cuando vio a Dorian quien le preguntó que a dónde iba, a la biblioteca, respondió, yo voy a clase pero te acompaño, ella sacó un cigarro y él no dejó que ella se lo prendiera, ella pensó que le iba a decir que dejara de fumar o alguna otra reestricción así pero no, lo hizo para que él pudiera prendérselo. A ella le gustó este gesto caballeroso. Se quedaron platicando mientras ella fumaba, no se te hace tarde para tu clase, no importa, ahora voy, termina de fumar. La miró. Ella le preguntó que de qué era su clase, de estética, ah qué bien, yo voy a meter esa el próximo semestre, qué vas a leer, preguntó él, no sé, a ver que veo, lee los Cantos de Maldodor. Dorian se despidió y se fue. Ella se quedó mirando su espalda, su caminar peculiar, siempre directo pero no a prisa, en grandes pasos, nada más.
LA MARIGUANA ES AZUL
Una tarde estaban los cinco sentados en las bancas de afuera del colegio, fumaban mota, uno de ellos se recostó y comenzó a describir el cielo azul, el resto hizo lo mismo. La Maestra de Español dijo cómo es que el cielo es azul si, pero brilla, cierto dijeron todos, el cielo brilla, y nos deslumbra, dijo uno de ellos, brilla como luz de terciopelo azul, dijo otro, nos envuelve como perfume celeste y fresco, dijo otro más, el perfume del cosmos de rostro amable antes de que se vuelque en tormenta inclemente y abismal, dijo otro más, antes de que se caiga nos absorba, dijo ella, vean que azul es, vean cómo brilla, vean cómo nos va a tragar... silencio...
Al siguiente día, en el mismo lugar, estaban los 4 darketos medios ebrios ya y fumando cigarros cuando en eso se les acercó la Maestra de Español. Le ofrecieron cerveza, era un chorro pequeño porque ya casi se la habían acabado. Sin mediar palabra el Dorian la tomó de la mano y le dijo deja tus cosas, la guió hacia la avenida con la intención de cruzar hacia el otro lado pero sin esperar a que el semáforo les diera el paso, o bien, a que hubiera un espacio entre los carros que le permitiera pasar, Dorian se lanzó con arrojo y sus pasos grandes de siempre, sin soltarle la mano la llevó hacia el otro lado de la avenida, ¡no mames nos van a atropellar! Dorian no contestó y con su acto temerario y perverso la jaló hacia el camellón y luego hizo lo mismo para cruzar la otra parte de la avenida que corría en el sentido opuesto. Escucharon el pitar de un claxon que se iba haciendo más bajo mientras ese coche se alejaba. Ningún auto se detuvo pero ellos dos tampoco. Llegaron a la banqueta del otro lado con la adrenalina en la piel y en el corazón. Sin soltarla de su manos y sin hablar los dos entraron a la tienda donde compraban cerveza, parecía que Dorian iba a pedir algo pero dejó al señor detrás del mostrador esperado lo que iba a pedir porque súbitamente se volteó hacia la Maestra de Español, se soltó de ella para tomarla con ambas manos la cara y plantarle un beso en la boca, un beso rápidamente, beso succionador y tibio, sabor a cerveza y cigarro, un beso suave y fuerte a la vez. Ella comenzó a sentir excitación y calor. Dorian era más alto que ella, le llevaba como 10 centímetros o más. Él comenzó a mover sus manos alrededor del cuello y la nuca, así hasta los hombros, ella respondió sujetándose a su cintura, él la jaló hacia sí para abrazarla. Se quedaron un rato abrazados oyendo a la gente que entraba a comprar cosas. Sentían sus cuerpos delgados y tibios, sentían sus ropas, sentían sus olores, sus aromas y huesos, sus cuerpos juntos envueltos en su miniatmósfera privada la cual era como una capa de alivio mutuo, una delicia de confort y emoción. Dorian se separó un poco y volvió a besarla, finalmente él le dijo me gustas...
Otro día. Estaban en las bancas nuevamente los cinco. Dorían tenía una manera peculiar de hablar, todos lo escuchaban mientras él lo hacía, era el líder carismático, usaba ademanes un tanto raros de describir pero que atraían a los escuchas. El contenido de su charla: hablaba de Cristo y de que era el ser que a más gente gobernaba sin existir, que Baudelaire era el Dandy por decadencia, que Sabina, el personaje de La Insoportable levedad del ser, era una mujer que nunca supo lo que quería, aunque era la que más sufría de la levedad, hablaba de tumbas y de vacíos que se sienten luego de hablar con la gente, hablaba de hacer el amor sobre una tumba.
En un momento ellos dos se quedaron solos bebiendo cerveza, Dorian le dijo que fueran a su casa, que dejaran a los otros ahí, que luego él la acompañaría a su casa por la noche. Llegaron y su mamá y sus 4 hermanos pequeños estaban comiendo. La presentó, la saludaron como si fuera la vecina. Se sentaron a ver televisión. No decían nada. A los pocos minutos se levantaron de la mesa todos y salieron de la casa no sin antes decirle a Dorian que había comida, que comieran. Si, contestó. Pero no comieron, subieron a la habitación de Dorian que estaba hasta la parte más alta de la casa. Dormía solo, en una cama de tamaño individual, la Maestra miró los posters de su pared: The Cure, Bauhaus, una portada de Las Flores del Mal, un crucifijo de cabeza, un arete de pluma colgado cerca de la cruz, una ventana...
SEDUCCIÓN DEL LABERINTO
Dorian le dijo pásate mientras ponía un disco de acetato. Escucha, si, respondió ella, le iba a preguntar quiénes tocaban pero salió del cuarto sin decir nada, ella siguió mirando el cuarto sentada en la cama, su ropa estaba en un pequeño ropero con la puerta corrida, había libros sobre una repisa junto a la ventana, y una guitarra eléctrica. Él regresó con dos vasos y una caguama, cerró la puerta. Bebieron. Dorían se paró junto a la ventana para fumar, comenzó hablar con el peculiar estilo de sus manos, le dijo que dios era ridiculizado por sus creadores, que su tragedia era irrisoria, que era sólo una creación deseada, fantaseada, ni siquiera era real, que Satán, a diferencia de dios, gozaba con su propio deseo y que era la destrucción abierta, sin forzarla ni enmascararla. Le dijo que la moral occidental terminaba con las formas de amor que puede mostrar el espíritu, que eso era más que abominable, un asco de los seres que así viven. Dorian le preguntó si nunca había querido hacer el amor sobre una tumba, sobre un muerto, hacer el amor sobre alguien que ya no vivie pero ahí está su ser yacente y muerto. Le dijo mira, tienes que sentir el dolor y el vacío que hay en ti porque yo no te voy a dar nada, yo no sé a dónde voy, aunque detenga mi rabia y mi odio hacia lo humano por ti, -porque me has hecho sentir fuerzas-, aunque haga eso no puedo darte nada, qué esperas de mi, mujer, deshazlo porque la nada es lo que nos rodea, ni al final ni al principio ni durante nuestros encuentros hay nada, para entonces ella ya estaba de pie junto a él y abrazados se besaban, Dorian le mordía los labios en cada beso, y ella en cada dolor sentía calor y algo más que la tomaba por dentro, era la fuerza de un sentimiento de entrega, ella susurraba pero yo te quiero, me gustas y me atraes, y si me destruyo contigo es con gusto. Dorian continuaba, nos vamos a hacer daño, nos vamos a destruir, eres tan rara en tu comportamiento, eres tan dual, por eso me gustas, estas tan destruida ya que se te nota a leguas de distancia, tu decadencia está en tu mirada, pero nunca sé lo que estas pensando, eres una hembra sexosa y loca, viajas sin darte cuenta hacia dónde quieres ir, si, respondió ella, tu laberinto te tiene tomada dijo Dorian, tienes de distanciarte y mirarlo para que no te trague, piensa en un punto que sea firme, piensa en un elemento que no sea tuyo para que no se hunda junto contigo, el cosmos es mitad tuyo y mitad es tu dueño, tienes que darte cuenta de eso, mujer. Las manos de Dorian la habían comenzado a desnudar, tocaban sus pequeños senos suavemente, fumaban y tomaban intermitentemente, la ventana de su cuarto de azotea daba hacia la colonia, azoteas de vecinos con sus antenas y tendederos, grises como el cielo al atardecer, la música sonaba y ella sentía una temperatura que amaba, no sabía si eso era sensato: sentirse seducida por la tarde, por el tiempo, por la libertad del alcohol que era la libertad de descubrir a un ser humano que era una puerta abierta y obscura, no sabía si abierta hacia un infierno, hacia un laberinto o hacia un abismo, hacia un hombre que le hablaba de dolor y vacío, un hombre que le estaba dando su dolor y vacío. Se fueron a la cama. Lo último que sintió ella antes de perderse en el placer de sus sexos juntos fue la espalda de Dorian en sus manos, sus huesos envueltos en piel.Dorian desnudo sobre ella, la penetró, la mordió en los labios, en el cuello, en las orejas, imágenes cortadas: su habitación, sus ojos de hombre hambriento, la ventana abierta, la música... lo amó.
***
SENTIDO Y CAUSALIDAD
Atribuir culpa no es lo mismo que atribuir responsabilidad. Esto a su vez no es lo mismo que atribuir causalidad. Encontrar explicación o encontrar sentido a lo sucedido, la Maestra de Español durante muchos años pensó, más bien se preguntó, qué papel había jugado Dorian en los años de sus mil arrebatos de locura autodestructiva y de su delirio sin control, era ella y su estructura psíquica o fue ese agujero negro del cual Dorian era como su embajador y seductor. Si, en su fuero interno de la Maestra, que es el único que cuenta en estos casos de amor loco, Dorian era lo mismo que ella deseaba y amaba, el abismo que la seducía y la seduce aún, porque cada ser tiene su propia constitución, su propio laberinto, su propio tormento y placer a la vez, su propia levedad insoportable. Dorian, el hombre depredador y perverso. Dorian el hombre imposible, esa fue su lección, de la cual no ha aprendido nada, absolutamente nada. Su inconsciente la lleva otra vez a perderse por otro hombre negro, perdida en el laberinto que ella ama, más que así misma, más que a su soledad. Ama su laberinto y su laberinto la ama a ella.